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Mi experiencia en la Primera Feria del Libro y la Cultura - NUC University en Mayagüez

El pasado miércoles, 6 de abril de 2022, se llevó a cabo la Primera Feria del Libro y la Cultura como parte de la celebración del quinto aniversario de la NUC University en Mayagüez. En el evento, tuve la oportunidad de conocer y compartir con muchísimas personalidades destacadas del mundo del libro en Puerto Rico y, por ello, quiero dedicar esta entrada a contarles un poco más acerca de mi experiencia allí. ¡Les adelanto que fue un día maravilloso!

El pasado miércoles, 6 de abril de 2022, se llevó a cabo la Primera Feria del Libro y la Cultura como parte de la celebración del quinto aniversario de la NUC University en Mayagüez. En el evento, tuve la oportunidad de conocer y compartir con muchísimas personalidades destacadas del mundo del libro en Puerto Rico y, por ello, quiero dedicar esta entrada a contarles un poco más acerca de mi experiencia allí. ¡Les adelanto que fue un día maravilloso!


Las ferias del libro son un componente importante en el quehacer diario de los autores alrededor del mundo. También son un escaparate valioso para editores, publicistas, librerías y otros profesionales ligados al arte de escribir. No menos relevantes, por supuesto, resultan a los lectores y público general que encuentran en este tipo de eventos una excelentísima oportunidad para acercarse al lado más humano de sus libros favoritos al tiempo que se exponen a la estimulante posibilidad de descubrir nuevas lecturas.


Si bien las ferias del libro son celebradas con regularidad en toda América y Europa, percibo que en Puerto Rico existe la sensación de que estos espacios son más limitados, como casi cualquier otra cosa dentro de nuestro contexto geopolítico. Para algunas personas, pensar en encuentros de este tipo se asemeja más a una reunión sofisticada entre intelectuales que, aunque respetable en toda su extensión, no termina de ajustarse a sus intereses más inmediatos. No se me ocurre quién pueda poner en duda que en Puerto Rico tenemos autores de élite, que se han ganado a pulso su lugar en el retrato de la literatura latinoamericana. Aun así, por muy bien que han sabido representarnos en el panorama internacional, no son la única parte que trabaja activamente por preservar la cultura.


Soy, asimismo, incapaz de imaginar a alguien que no coincida con la idea de que siempre se necesitan espacios que visibilicen ese otro trabajo. Por fortuna, da la impresión de que recientemente hemos estado presenciando el reconociendo de esta realidad y, aun más, la voluntad de responder a ella con iniciativas fascinantes. Hemos visto el surgimiento de ferias y festivales que han nacido del más genuino interés por fortalecer la cultura de los libros en la Isla, con el impulso de personas que, desde su lugar, han aceptado lanzarse al reto. La buena acogida que han logrado parece abonar a su proliferación, sembrando el interés en cada vez más personas por organizar y participar de eventos como este. Sospecho —y celebro— que alguna porción de esto llegó a la NUC University para que decidieran darle forma a su Primera Feria del Libro y la Cultura. ¡Enhorabuena!


Los autores

Durante el evento en cuestión, se me asignó compartir mesa con M. A. Carrión (conversacionesausentesyuncafe.com), un autor novel con una propuesta más que interesante. Tuve el gusto de escuchar de primera mano los detalles acerca de «El perfume aciago de la muerte», publicado en diciembre del año pasado a través de Caligrama, y tiene toda la pinta de ser una gran lectura. Contiene justo lo que necesito para enamorarme de un libro: intriga, muertes y rasgos de novela negra. Además, la oportunidad de platicar con él y conocer más sobre su trasfondo como escritor ha hecho que coloque este libro hasta arriba de la pila de lecturas pendientes. Con toda probabilidad, será la siguiente aventura en la que me adentre tan pronto termine con la que tengo entre manos y espero contarles pronto acerca de mis impresiones sobre ella.


Carrión y yo estábamos al final de dos largas hileras con mesas de muchos otros autores y librerías. Reconocía a casi todos; ya los había visto por este vecindario virtual que hemos creado mediante las redes sociales. Sin embargo, tenerles allí fue una sensación muy emocionante, casi surrealista. Esa es la magia de encuentros como este. Al interior de las ferias del libro se recrea un muy particular ecosistema de intercambio que va mucho más allá del libro tangible.

En diagonal a nosotros, estaba —muy bien representada— la mesa de CAT Editorial. Allí pude conocer, por fin, a las hermanas Brenda y Lee Díaz. Les confirmo que son tan encantadoras como aparentan. Llevo bastante tiempo siguiendo a Brenda y no me pierdo sus «reseñas cool». Tiene una personalidad muy llamativa, que imprime como sello en su trabajo. Lee acaba de lanzar su primera publicación, «Todo el tiempo del mundo», y era uno de los libros que entraba en mi lista de caza. Su trama suena prometedora. Espero traer también muy pronto mi reseña sobre la novela. Junto a ellas estaban Williannie Rodríguez Rivera, con todo el ánimo de empoderamiento que ofrece en su «Poderosas», e Inés M. Arroyo, autora de una bella colección infantil y una preciada lectora de «Se despidió en invierno» que volveré a mencionar más adelante.


Luego de conversar con ese espectacular grupo de chicas, me dirigí a otro encuentro muy especial para mí. En la mesa de Tazas y Portadas pude conocer a Lizbeth Arroyo, propietaria y destacadísima librera en el oeste. Su librería fue el primer espacio físico donde pude ver mi libro a la venta, así que gozará siempre de un cariño muy sincero. En la misma mesa se encontraba Raymond Vollmond, quien me contó acerca del hechizante mundo que ha construido en «Catarina Freytas y el anillo perdido». No pude sino maravillarme por su cautivante creatividad y pedirle mi copia firmada.


Justo al lado Tazas hice mi última compra del día, juntando toda la fuerza de voluntad que podía. Antes de salir de casa, al ver la montaña de lecturas pendientes, me había prometido tener prudencia. No podía cerrar mi cacería, claro, sin la firma de esta última autora: Alexandra Román. Me parece matemáticamente improbable que no hayan escuchado ese nombre antes, pero dando por hecho que las posibilidades remotas existen, les comentaré que es una exitosa autora a la que admiro muchísimo. No solo por las buenas valoraciones que he leído sobre sus libros, sino por todo el trabajo que hace. Alexandra tiene una presencia muy sólida en el mundo del libro en Puerto Rico y es reflejo de su compromiso casi ultrapasional por este arte. No dejen de echarle un vistazo a lo que hace, si es que aún no la siguen: alexandraroman.com.


De regreso a mi mesa, me detuve a saludar a la familia de El Candil. Mi corazón ponceño siempre se alegra de verles y compartir con personas de este lugar tan importante para nuestra ciudad y todo el sur de la Isla. También me crucé con Sandra M. Colorado, que está próxima a lanzar su nueva publicación y se ve espectacular.

Los lectores

Posterior a esta detallada cronología de mi breve paseo por la Feria, debo cambiar el enfoque hacia otro grupo increíble de personas con las que compartí. Sustituyo mi sombrero de lector obsesionado por el de autor. Y es que esta nota estaría incompleta si no dedicase un momento para reconocer a los verdaderos protagonistas de todo: los lectores. Fue muy significativo tener ese contacto tan cercano que solo eventos de esta clase pueden ofrecer.


La primera en acercarse a mi mesa fue Inés, autora de «Soñando en dos idiomas». Yo a Inés le guardo un afecto inmenso. Fue de las primeras en hacerme llegar sus comentarios acerca del libro y en hablarme sobre su experiencia leyéndolo. Valoro en sobremanera cada detalle que quiso compartirme. Poder conocerle en persona por primera vez fue un gran reglo.


Gloria fue otra de las lectoras que reconocí. Ganó el sorteo que tuvimos junto a Tazas y Portadas en diciembre y trajo su copia para que pudiera firmarla. Me encantó tener la oportunidad de saludarle.

Otros autores, como Elvin Negrón y Ángela María Valentín, también se pasaron por la mesa y pudimos tener un valioso intercambio de palabras. Siento gran admiración por ambos, así que fue un privilegio conversar con ellos. Siamiralis, la mente detrás de Barraquintas Entre Páginas, pasó a llevarse su copia de «Se despidió en invierno» y a invitarnos a la edición de este año. Del mismo modo, varios estudiantes y profesores se interesaron en «Se despidió en invierno» y decidieron acercarse. Les agradezco profundamente a todos por su apoyo.


Entre todo esto, y más allá de lo hermoso que es interactuar con lectores, hubo algo muy especial de lo que tal vez no había tomado consciencia hasta entonces. La cantidad de libros que firmé dedicados para otra persona fue algo que nunca hubiera previsto. Muchos de los que compraron mi libro no lo hicieron pensando en ellos, sino que vieron en «Se despidió en invierno» un obsequio para alguien que aprecian y sintieron que este poemario podía acompañarlos en sus procesos de duelo. Ese gesto, que no es más que otra forma de decirle a alguien «Estoy aquí, me importa tu dolor y quiero abrazarlo contigo», se me figura cuanto menos humanamente fascinante. Agradezco con toda el alma que hayan querido hacerme parte de algo tan íntimo como eso.


«Se despidió en invierno» nunca tuvo la intención de ser un salvavidas para otros. Este libro, que nace como un homenaje a la memoria de mi abuelo, refleja solo mi proceso de reconstrucción luego de despedirme de alguien tan querido para mí. No obstante, siempre me sorprende ver cómo sus versos llegan a las vidas de otras personas y se ajustan a ellas, adoptan las formas de sus circunstancias y, a veces, hasta les sirven de contención para poner en orden sus emociones. Desde el principio, quise que estos poemas mirasen a la muerte de frente, con crudeza, con angustia, pero sin miedo de tocar donde duele con la esperanza de estudiarme para ser capaz de responder mejor. Tal vez algo de esa autenticidad sea lo que hace a otras personas encontrarse dentro del libro.


Gracias, de verdad, a cada una de las personas que quiso llevarse una copia de «Se despidió en invierno» consigo a casa. Gracias por sus comentarios, su ánimo y por confiar en mi trabajo. Siempre llevaré guardada muy dentro esta fenomenal experiencia. ¡Espero que sigamos coincidiendo!


Gracias, por supuesto, a la NUC University. Su presencia a través del personal y de las asociaciones estudiantiles fue muy acogedor. Ojalá que sean muchos años más de éxitos. ¡Infinita gratitud por apostar a el talento local!

¡Déjame saber qué piensas!

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